
Noa Capella Punsola
Student and intern at SEE team
Tras conocer y aprender el funcionamiento y valores de la economía social, he empezado a coincidir con la opinión de la mayoría de los involucrados en ella: no recibe la atención y reconocimiento que merece. Siendo una característica intrínseca de la economía la finalidad de satisfacer las necesidades humanas, es difícil encontrar un modelo económico que cumpla con su objetivo con más eficiencia que la economía social.
Como personas que convivimos en nuestro día a día con la creación de riqueza y con el intercambio y el consumo de bienes y servicios, en otras palabras, con un sistema económico, qué más podemos desear que una economía que está a nuestro servicio, que ofrece empleos de mayor calidad, que permite la participación activa de los trabajadores en la sociedad y que está dotada de capacidades como la resiliencia y la recuperación. Asimismo, previene y evita la exclusión de los grupos desfavorecidos, ofreciendo igualdad de oportunidades y, adicionalmente, forma parte de la transición verde y la transición digital a la vez.
Por todos estos motivos he concluido que las razones para no apoyar la economía social son muy escasas. Una de ellas es la resistencia al cambio. Es cierto que, sin lugar a duda, reformar la manera en que entendemos nuestra función en la sociedad, la distribución de la riqueza y el valor de nuestro trabajo puede resultar arduo y costoso. Sin embargo, este sistema innovador conduce a un gran incremento de bienestar y satisfacción general posterior al momento de familiarización, de modo que el esfuerzo de adaptación es recompensado.
Otra causa que puede llevar, no al rechazo, pero sí a la negligencia de la economía social es el desconocimiento de su existencia. Por consiguiente, el trabajo de divulgación y difusión realizado por asociaciones como SEE tiene una importancia magna. No obstante, la probabilidad de que se dé a conocer incrementa a medida que más gente la promueve y, como he dicho, después de conocer su funcionamiento y valores (con los que he concordado mucho) y tomando ejemplo de la gente que he tenido el placer de conocer, aspiraré a que la economía social gane un muy merecido reconocimiento y utilización.